Tribunal de inquisicion y sus terribles condenas
Tribunal de inquisicion y sus terribles condenas
La prisión era la segunda condena en importancia, seguida de la pena de muerte. Ésta era considerada por la inquisicion, como un medio para reflexionar y rehabilitarse. A los herejes que habÃan confesado su culpabilidad durante el “Tiempo de Gracia” que les otorgaba el tribunal de inquisicion, se les aplicaba únicamente prisión temporaria, pero, si su confesión se habÃa realizado durante el proceso o la pena de muerte, la condena era perpetua. ExistÃan dos tipos de prisión, la denominada “murus largus” (muro largo), era la más leve. Al condenado que recibÃa este tipo de sentencia, se lo encerraba con una cierta libertad y se le permitÃa recibir visitas. El otro tipo de prisión, la más grave, denominada “murus strictus” (muro estrecho), se confinaba al detenido a un encierro total e inhumano, en un calabozo oscuro y sin ningún tipo de contacto con persona alguna. Se lo encadenaba a una pared y allà quedaba recluido para siempre
Otro tipo de sentencia, aunque más leve, era el castigo público. ConsistÃa en obligar al inculpado a ir a la Iglesia con los pies desnudos, llevando cadenillas de hierro con puntas, con los que serÃa azotado más tarde, durante la misa, después de recibir un regaño del obispo. Posteriormente, el condenado debÃa caminar en una procesión, junto con otros herejes, ya condenados por el tribunal de inquisicion. Al final de la misma, éstos eran azotados nuevamente y eran obligados a confesar sus pecados frente a toda la población. Era recién en este momento cuando finalmente se les otorgaba el perdón de Dios. La peregrinación era un tipo de condena que se le otorgaba a los casos más simples de herejÃa. Según la gravedad de los delitos cometidos, la distancia recorrida era mayor o menor. La más rigurosa era la de la Tierra Santa. Ésta finalmente debió abandonarse debido al peligro de la morisca. Peregrinaciones como las hoy conocidas de Roma, Santiago de Compostela o Chartres, tuvieron sus orÃgenes en esta época de la inquisición. A los herejes que habÃan cometido faltas leves, también el tribunal de inquisicion, los podÃa sentenciar a realizar servicios en las carretas; ésta era considerada una condena indulgente.
Una vez dictada la sentencia, se procedÃa a realizar el total retiro de los bienes del acusado. Muchas veces, esto era realmente el motivo por el cual se realizaban acusaciones en contra de personas inocentes, con el único fin de quedarse con sus riquezas, aunque por supuesto, se expusieran otras excusas. Por ello, no es extraño que las primeras vÃctimas de la inquisición hayan sido personas adineradas. Sin embargo, si los bienes del acusado no eran retenidos por el tribunal de inquisicion, también podÃa pagarse la condena con riquezas, o bien se podÃa sustituir un tipo de sentencia realizando un “pago” o entrega de bienes que eran utilizados en la realización de obras religiosas. Durante el tiempo en cual el hereje cumplÃa su sentencia, éste era obligado a llevar consigo lo que se denominaba “signos de infamia”. ConsistÃan en dos cruces amarillas y muy visibles, bordadas en su ropa, una en el pecho y otra en la espalda. Los desleales, llevaban cruces dobles, y los blasfemos del sacramento, la imagen de la hostia. Este castigo era realmente más cruel de lo que parece. De esta manera se delataba claramente cuales eran las personas que se negaban a la fe y habÃan cometido actos de herejÃa. Esto provocaba que muchas veces sean vÃctimas de golpizas, insultos, maltratos y discriminación. Como ustedes pueden apreciar estimados lectores, el tribunal de inquisicion, no era para nada benevolente.
Inquisicion Española
La inquisicion española llega en una forma muy violenta. Es algo que casi no deberÃa mencionarse si no se desea opacar la historia de éste paÃs.
Inquisicion Española
Persecuciones a moriscos y judÃos son parte de éste cólera; comienzan entonces a intervenir intereses polÃticos y sociales. Felipe II, el Escorial, Torquemada son quizá sinónimos de estos hechos aberrantes, violentos, llenos de odio y prejuicios, hechos que los conquistadores supieron llevar consigo luego, en las conquistas de América.
Porque la expancion de la inquisicion española
Sin embargo estos actos aterradores se sucedieron en todo el resto de Europa, no solo fue la inquisicion española. Ahora la inquisición era parte no solo de un castigo para los herejes, hechiceros, brujos, incrédulos, sino que también se encontraba rodeada de intereses que nada que ver tenÃan con la fe, confrontaciones polÃticas por dinero, tierras y poder.Entonces la pregunta serÃa, por qué se cometieron tantos asesinatos de personas inocentes, con pensamientos diferentes. Lo que al principio tenÃa un fin únicamente religioso se convirtió en exterminios y torturas a todo aquel que molestara a “los poderosos”, ¿por qué?, ¿con qué motivos?, ¿era necesario?. La inquisicion española y en toda Europa, continuó de esta forma durante varios años.
Torturas de la Inquisicion
Las torturas ya en la época de los atenienses y los romanos eran utilizadas como método para lograr las confesiones de los delincuentes. En la edad media también se habÃan puesto en práctica con los mismos fines. En un principio la iglesia se negaba a utilizar la tortura, pero la historia misma la incitaba a hacerlo. Entonces a pesar de las innumerables razones morales que demoraron su aceptación, el papa Inocencio IV, en el año 1252, autoriza las torturas de la inquisicion, como método de confesión.
“El potro” era un tipo de tortura que consistÃa en atar al condenado de manos y pies a una tabla de madera o a una rueda. La cuerda que lo sujetaba podÃa ser tensada a través de un torno. A medida que aumentaba la tensión de la cuerda, el cuerpo de la vÃctima se estiraba tanto que sus miembros podÃan llegar a dislocarse. Otro de los tipos de torturas de la inquisicion, utilizada era la colocación de carbonos encendidos en las partes mas sensibles del condenado, como los pies, manos, ingle, etc. Finalmente la denominada “tortura de la cuerda” o “l'estrapade” en Francia. Se amarraban las manos del acusado en su espalda y se lo colgaba a una cuerda que pasaba por una polea colgada en el techo. A continuación se lo elevaba dos o tres metros y se lo dejaba caer al suelo repetidas veces de forma impetuosa.
Las diferentes torturas de la inquisición
Posteriormente las torturas de la inquisicion, se modificaron y a estas cuatro se les sumaron muchÃsimas más. Aparecieron los “prensa pulgares”, se presionaban los dedos de las manos de la vÃctima con gran fuerza mediante la utilización de pinzas hasta destrozarlos casi por completo. “La bota “, consistÃa en colocar un par de tablas, una a cada lado de las pantorrillas y apretarlas en forma de prensa hasta lograr quebrar el hueso. Otro tipo de tortura era denominada “cordeles”, en la cual se colocaban cuerdas envolviendo los brazos. Luego las mismas se retorcÃan hasta desgarrar la piel del detenido. “La cabra”, se trataba de bañar los pies de la vÃctima en agua con sal y hacer que una cabra los frote con su lengua áspera hasta descubrir el hueso. Otras torturas de la inquisicion utilizaban el fuego, aceitaban o engrasaban los pies del condenado y se colocaban en brasas encendidas hasta que la piel se abriera. Además utilizaban agua, se le ponÃa al prisionero un pañuelo húmedo en la garganta y se le iba extrayendo agua hasta lograr que éste no pueda respirar. También se colocaba un embudo en su boca y se lo obligaba a ingerir grandes cantidades de lÃquido. La privación de la ingesta de comida o agua, o la prohibición de conciliar el sueño eran métodos de tortura que también se pusieron en práctica.
A estos espantosos hechos hay que añadirles además el terror psicológico que se fomentaba mientras se preparaba a la vÃctima para recibirlos. Los preparativos eran muy largos, se traÃa al detenido a la sala de torturas de la inquisicion y se lo denudaba. Los elementos de tortura estaban colocados muy visiblemente mientras un verdugo se preparaba para llevar a cabo el terrible acto. Estaba determinado que los castigos no podÃan durar más de media hora y no se podÃa repetir la misma tortura varias veces. Una vez finalizada una, si no se lograba una confesión, un médico se encargaba de controlar el estado de la vÃctima; si ésta se encontraba en condiciones, se procedÃa entonces a iniciar otro castigo, si sucedÃa lo contrario y el acusado se encontraba muy deteriorado se lo enviaba nuevamente a su celda a recapacitar y se marcaba otro dÃa para continuar su tortura. En 1264 el papa Urbano IV autoriza a los inquisidores a participar de las torturas de la inquisicion propiamente dicha, ya que en un principio esto no se les permitÃa. Éstos entonces comenzaron a dirigirlas y hasta se encargaron de llevarlas a cabo personalmente.
La confesión se obtenÃa casi de inmediato, incluso durante los preparativos de tortura, otras veces demoraba un poco más, entonces se comenzaba con castigos leves seguidos de otros más crueles y sanguinarios. Si un inocente resistÃa las torturas sin confesar, el tribunal deberÃa otorgarle la libertad, ya que su resistencia demostraba su inocencia. De todas formas esto no ocurrÃa casi en ningún caso, ya que si éste no confesaba, se le acusaba de otras causas y se iniciaba un nuevo interrogatorio y un nuevo castigo. Otra forma de inculpar a un acusado que se declaraba inocente a pesar de las repetidas torturas de la inquisicion, era afirmar que éste era culpable de todas formas y que su resistencia únicamente demostraba que era un hereje insistente y su negación no era más que otro acto de herejÃa frente a la fe. Esto, sumado a la acusación por la que se lo condenaba, ya eran motivos suficiente para condenarlo a la hoguera. En resumen era muy difÃcil que alguna persona fuera liberada una vez capturada por un tribunal de inquisición. Comenzaron entonces a ocurrir innumerables brutalidades y excesos, por lo que el papa Clemente V decretó en su Constitución Multorum querela, en el año 1311, que ningún inquisidor podÃa torturar a un acusado sin la aprobación del obispo.
Sin embargo posteriormente los obispos delegaron esta tarea al mismo tribunal inquisidor, por lo que este decreto quedó sin validez alguna, pues este fue el final de las tan crueles torturas de la inquisicion.
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